América Latina es una región particularmente interesante para el estudio de la integración migratoria porque confluyen diferentes tipos de países: algunos como Argentina y Chile con experiencias previas importantes de recepción de migrantes y otros como Perú, Colombia o Ecuador, los cuales no contaban esta experiencia reciente y que se convirtieron súbitamente en los principales destinos del éxodo venezolano, el mayor desplazamiento forzado de la actualidad. Asimismo, la región experimenta diferentes flujos migratorios con perfiles sociodemográficos diversos. Al desplazamiento de Venezuela se le suman, entre otros, la migración haitiana, la migración europea y la migración africana, un flujo extracontinental que ha aumentado significativamente en la última década. Al mismo tiempo, existen organismos de integración regional como la Comunidad Andina y el Mercosur que facilitan la movilidad humana entre algunos países latinoamericanos. Estos y otros hechos convierten a América Latina en un espacio fructífero para el estudio de las políticas de integración y sus determinantes (o las razones de la ausencia de las mismas), el reconocimiento de las buenas prácticas, el estudio de por qué la integración se da mejor en uno u otro país, los efectos de los pactos regionales, la investigación de las políticas de integración desde una perspectiva interseccional, entre otros.