Salud mental y bienestar subjetivo
La migración puede tener un impacto significativo sobre la salud mental y otras experiencias de bienestar subjetivo, sobre todo cuando las personas se desplazan en un contexto de movilidad forzada como es el caso del desplazamiento venezolano. La Cátedra IDRC de Investigación y Desplazamientos Forzados viene estudiando el impacto sobre salud mental y las experiencias de sufrimiento, exclusión y vulnerabilidad que tiene el desplazamiento forzoso que padecen millones de venezolanos. Este estudio se hace a lo largo de toda la ruta migratoria, es decir, incluye la decisión de emigrar y la partida, las distintas etapas del viaje migratorio y la llegada al país de destino. Además, la Cátedra de Migraciones investiga las estrategias de resiliencia empleadas a lo largo de todo el proceso.
La llegada a un país de acogida no culmina el proceso migratorio ni tampoco resuelve los problemas de salud mental o bienestar subjetivo que experimenta parte de la población migrante. Muchas veces, incluso, se puede dar una brecha entre el discurso pro-inmigración de un gobierno y experiencias como el sufrimiento que padecen las personas en situación de movilidad. En otras ocasiones, eventos como la pandemia del COVID-19 pueden incrementar los problemas de salud mental sobre todo entre la población migrante y refugiada ya residente de un país. Al mismo tiempo, es necesario investigar los efectos de las políticas públicas de los países de acogida sobre la salud mental de las personas en situación de movilidad y qué medidas tienen (o podrían tener) efectos positivos. Estos temas han venido siendo analizados por la Cátedra de Migraciones.

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